¿Te suenan los conceptos autoconsumo, ecofriendly, zero waste o cruelty free?
Todos ellos están relacionados con la intención de ser sostenibles. La sostenibilidad es una idea que se basa, fundamentalmente, en cubrir las necesidades del presente, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, por una parte, y garantizar la protección del medioambiente, el crecimiento económico y el desarrollo social, por otra.
La búsqueda de la sostenibilidad nos hace replantearnos nuestros modelos de consumo y nuestros hábitos de vida, y nos lleva a reflexionar sobre la forma en la que vivimos, nos movemos, nos vestimos e interactuamos con todo lo que nos rodea.
¿Qué es la sostenibilidad energética?
El concepto de sostenibilidad energética abarca todo lo anterior y lo lleva al campo de la producción y el consumo de energía.
Podemos definir la sostenibilidad energética como la optimización de la energía y su generación continua, sin poner en riesgo la fuente de donde proviene ni el entorno donde se produce.
Es decir, que un modelo energético sostenible se basa en utilizar fuentes de energía que no se agotan y que no suponen daños colaterales durante su producción y uso.
Cabe destacar que la industria energética lleva años buscando los medios más eficientes para generar la energía que empleamos a nivel industrial, comercial y doméstico.
Y uno de los ejemplos más claros es la energía solar, fundamental para conseguir un modelo sostenible basado en el autoconsumo.
Sin embargo, ser sostenibles es mucho más que eso: es una filosofía de vida, que debemos aplicar en muchos de nuestros actos diarios, tal y como explicamos a continuación.
22 tips para ser más sostenibles en nuestro hogar
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Usa bolsas reutilizables, de tela, de algodón o de yute. De esta forma, evitarás consumir bolsas de plástico.
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Separa tus residuos y deposítalos en su contenedor correspondiente. Es un gesto sencillo y los beneficios son muchos.
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Compra productos a granel. Sobre todo, legumbres, cereales o frutos secos. Comprar aceite o vino a granel también ayuda a reciclar recipientes y a consumir lo que realmente se necesita, sin desperdicios.
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Modifica tu dieta. Si introduces en tus menús más vegetales, legumbres y pescados, y evitas los procesados, reducirás el consumo de CO₂ y tendrás una alimentación más saludable.
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Compra productos locales. Te recomendamos comprar alimentos locales y de temporada, más sabrosos y baratos y menos contaminantes porque su transporte es mínimo.
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Apuesta por las luces LED o de bajo consumo. Esto te ayudará a consumir menos energía y a ahorrar en tus facturas. Si lo deseas, puedes sustituir las bombillas de tu casa poco a poco. ¿Prioridades? Primero, deshazte de las bombillas halógenas e incandescentes.
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Lava los platos con agua templada o fría. Los sistemas de producción de A.C.S. consumen mucha energía. ¿Un truco para mejorar su eficiencia? Lava los platos con agua fría (usa guantes) y ahorrarás hasta un 80 %.
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Controla el agua que consumes. O, lo que es lo mismo, cierra el grifo cuando no necesites agua y pon la lavadora y el lavavajillas cuando estén llenos.
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Sigue la filosofía 3R. ¿Qué quiere decir esto? Reducir, reutilizar y reciclar. Concretamente, reducir el consumo de plástico, reutilizar objetos o prendas, y reciclar aquello a lo que nos has podido dar una segunda vida.
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Consume de manera responsable. Esto implica cosas sencillas, como revisar tu armario y sustituir tus prendas conforme las necesites.
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Renueva tu cepillo de dientes de plástico. ¿Una buena idea? Compra cepillos de bambú o de bioplástico.
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Usa productos de higiene femenina sostenibles. Busca alternativas a los tampones y las compresas convencionales. Puedes probar con compresas de tela, copas menstruales y bragas menstruales.
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Evita las maquinillas desechables. Es preferible utilizar las de acero inoxidable con recambios. Se trata de una inversión que, a la larga, merece la pena.
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Elige envoltorios «naturales». Olvídate del film de cocina o el papel de aluminio para envolver los alimentos. Mejor bolsas de silicona o de tela para los bocadillos, y bolsitas y tapas de silicona para congelar o almacenar la comida.
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Intenta no comprar productos de plástico. En su lugar, puedes adquirir envases o utensilios de cocina o de limpieza de vidrio o silicona.
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Menos «usar y tirar». Ser sostenible implica adoptar unas máximas clave. Y una de las más importantes es comprar para reutilizar. Di adiós a platos o vasos de plástico y a las pajitas de usar y tirar, que puedes sustituir por pajitas de bambú o acero inoxidable con usos «infinitos».
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Prioriza el transporte público. Se trata de una forma cómoda y económica de moverte por tu ciudad. Además de evitar atascos, también reducirás el tráfico y la contaminación.
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Aprovecha los alimentos. Si no compras comida preparada y cocinas tú mismo/a, reducirás el desperdicio de alimentos. ¡Ah! Y usa tuppers para no tirar nada.
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Compra consciente. Cuando compres alimentos para llenar tu nevera, intenta que la mayoría estén envueltos en materiales reciclables, como el cartón o el cristal.
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Productos de limpieza naturales. Algunos productos de limpieza llevan químicos altamente contaminantes. Si buscas una mayor sostenibilidad, apuesta por limpiadores naturales como el vinagre blanco, con el que puedes eliminar malos olores, quitar el óxido o la cal, dar lustre a lavabos y espejos, e incluso desinfectar objetos y superficies.
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Instala placas solares. Un sistema energético sostenible se basa en el autoconsumo. Y la mejor forma de alcanzarlo es apostar por las placas solares fotovoltaicas, con muchas ventajas y beneficios para tu hogar.
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Revisa tu contrato eléctrico. Para ser más sostenibles, debemos elegir las tarifas de luz o gas que mejor se adapten a nuestras necesidades. También es interesante que priorices aquellas empresas o cooperativas que apuestan por la producción de energía con fuentes renovables.
En Tramiting estamos comprometidos con la eficiencia y la sostenibilidad. Si buscas asesoramiento o quieres instalar placas solares en tu vivienda o negocio, llámanos.12